Dice Blancornelas en Zeta 1667, Dobleplana:
Por eso el trabajo del señor Algorri no es tan fácil como parece. Nació en Tijuana y estudió también. Pero se hizo fuera de la Ciudad y es un extraño.
Lo mismo se puede decir de Blancornelas: Se hizo fuera de la ciudad y es un extraño y peor tantito, no nació en Tijuana.
Soy gente que tuvo mucha influencia de Sinaloa. Los sinaloenses, sin lugar a dudas, son parte de la conciencia colectiva de Tijuana [en gran medida como la identidad Oaxaqueña vendrá a impregnar la ciudad en el futuro con sus modos] y creo que nuestro amor a nuestra ciudad se debe mucho el haber escuchado hablar a los sinaloenses hablar hermosuras de sus respectivas comarcas. Aunque crecer oyendo pestes del lugar donde nació uno también es un granito de arena que contribuyó a la defensa de nuestra ciudad.
Lo que no entendio o no quiero entender o estoy cansado de querer entender es como el nacionalismo mexicano de arraigo racista asoma su cabeza sólo para desprestigiar a los tijuanenses.
En México y en nuestra ciudad, a los tijuanenses se nos odia por una cosa y solo una cosa: nuestro internacionalismo. Estamos demasiados internacionalizados como para representar la imagen ideal de lo que un mexicano es y en cuanto actuamos fuera de nuestras ’costumbres’ mexicanas el sospechismo antiyanqui kicks in. Nos hacen a un lado y como el poder en la ciudad de Tijuana está primordialmente en manos de personas que no son oriundas de la ciudad, o como dice Blancornelas: extraños, la cosmovisión del foráneo se impone en la ciudad como la peste de la Leyenda Negra.
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