Fui a Oslo a comprar el libro en marzo del 2019, ahí me encontré con una amiga y recorrimos las calles de Oslo juntos un buen. Buena cura. Ya antes había comprado un libro en Oslo de él, el 2015 y tardé un buen para acabar de leerlo. Karl Ove me gustó muchísimo porque había leído tanto de él que las expectativas de poder al fin leerlo quizá contribuyeron un wuato a ello. Tengo muchos libros que leo a medias y algunos saben dar lata de la buena en la conciencia. Karl Ove es uno de esos autores que no solo sabe robarse la imaginación sino que la secuestra hasta que le pega a uno el síndrome de Estocolmo. Quedé tan impresionado de la lectura al acabar el primer tomo de su serie Min kamp que en la menor oportunidad jale rumbo hacia Oslo para comprar otro y elegí ese libro de los varios que tiene el señor ese noruego ya publicados. Sería la portada o sería el sereno pero resultó ser una buena elección a pesar de que no me enfrascó tanto como el primer libro de él que leí. Mucho quizá a mí aversión que le tengo a un libro que el libro de Karl Ove usa para narrar su cuento. Pero lo disfruté mucho sin duda alguna, algunas frases, algunas oraciones, algunos párrafos que válgame la santísima, casi le tiro mis chones en su cara. Tengo como una semana de haber acabado de leerlo. Y hoy heme aquí, contando el pormenor. Aquí cabe detallar que leí el libro en noruego, su idioma original. Y es que como asiduo lector de libros tengo como principio leer libros en su idioma original si es que así se me facilita, como yo sé sueco, leer en noruego no fue una dificultad enorme, de hecho, uno descubre cosas de si mismo al hacerlo, en mi caso, caigo en cuenta que esos menesteres son increíblemente fáciles para mí.
En tid for alt (Un tiempo para todo) es un libro que de haber sido escrito en los tiempos santos de la inquisición, Karl Ove sería un Galileo o un buen Doctor Copernicus como lo pintó John Banville allá en 1976. Leyendo algunas recenciones al libro, de las que se encuentran, porque el 2004 en términos de la internet es ir más allá del pasado amén de que la internet resulta ser un snapchap, todo desaparece al parecer, algún día u otro, me percato que no he sido el único que quedó deslumbrado por las primeras 50 páginas del librito que constituye un total de 70 gramos de peso y 560 páginas que la impresora, oktober.no utilizó hasta llegar a la solapa trasera del libro que utiliza la foto del autor, cosa que noto es muy habitual reparar en eso en cuanto al autor se refiere. Su faceta es su signum.
Como muchos otros libros de ”literatura universal” o talla mundial en el mundo de las lenguas germánicas y sus súbditos ibéricos, la biblia es central para poder captar la imaginación del lector. Este libro tiene toda su fundación en la biblia cristiana europea, ¿cuál? cabría uno preguntarse pero como está basada en el antiguo testamento y mucho de lo que Karl Ove discute, narra, confabula y nota se encuentra en el pasado no es difícil acertar que la perspectiva es netamente católica a pesar de salir de una mente netamente protestante aunque el autor se dice así mismo como ajeno al credo judeo-cristiano en la vida real. Uno de los fundamentos de su narración se basa bastante en un personaje ficticio que se llama Antonious Bellori del siglo xvi y que brinda un aura de santuosidad a toda la lectura aunque a mí juzgar va más allá de eso porque Karl Ove nos da un texto lleno de cuestionamientos de la biblia que nos forza un ajá brusco, un exégesis inusual. La biblia está llena de actos que hay que creer con fe. Karl Ove se pregunta, se fija en detalles, quiere fechas exactas, se pregunta qué pasó entre las lagunas mentales, las eras, los siglos y años que ocurren sin explicación en la biblia y la fe, como un buen Tomás incredulo, no existe en él. Es una reinvención de las historias de Noé, Lot, Ezequiel y Caín y Abel. Si has leído esos libros sabrás que interesantes lo son y al reinventarlas, Karl Ove ayuda a sacar del ataúd de la historia, nuevas expectativas como si fuese un fandom al que hay que sacarle jugo a cada acto.
Si hay un tema mayor aquí es la de la jerarquía de los ángeles celestiales o angelología. Y es que se debe a que Karl Ove tuvo una experiencia mística allá por su juventud y la re-narra en el libro de hecho, de haber visto un ángel si no mal recuerdo. De ahí la inspiración y el detalle, la obsesión de las jerarquías, de la naturaleza de los ángeles, de su hábitat, de su presencia en la tierra, de su caída, de sus apariencias y de sus menciones en la biblia, minuciosa y detalladas observaciones que uno sigue como si fueran pasos de detective en busca del malhechor. Es tanta la labor sobre ello que queda uno hipnotizado, cree, uno, de repente, que así fue, ángeles, en la tierra.
Sinceramente el libro me gustó mucho al principio pero ya adentrándome me abrumó mucho porque hace años se adueño de mí una aversión a todo el credo judeo-cristiano y la influencia que este último ejerce en la literatura occidental. El credo cristiano es un virus maligno y nada se puede hacer sin él. Así que a partir de ciertas hojas lo leí apresuradamente no sin detenerme a leer lo que me cautivaba, algo así como cuando uno se detiene a espulgar lo bueno y tirar lo malo. Mucho tiene que ver con mi DNA por igual porque soy autóctono de baja california. El credo judeo-cristiano ha sido una maldición para mi gente y rechazo la religión esa por los daños causados a mi gente. Todo mi ente está infectado por la doctrina y credo de los anteriormente mencionados. Así por igual como este maldito idioma que escribo. No es mio, es un recuerdo de una imposición y ya. Y me gustó porque la lectura te enfrasca en un tipo de alucinación mística, te hace llevar a ese reino del hubiese sido te hace creer en lo que ocurre como cuando uno lee a Harry Potter. Y ahí yace la admiración, el schaudenfreuden. Da gusto ver causarle fisuras al mal. Se ajusta a mi agenda la idea presentada por Karl Ove.
Como decía anteriormente, lo leí en su idioma original y eso, gracias al sueco, muy rico poder leerlo a pesar de las diferencias en la ortografía, no sé cómo es que más no leen en noruego. Los pocos suecos que saben que estoy leyendo a Karl Ove se asombran de ello no porque yo lea en noruego sino porque se les hace otro idioma diferente. Aquí existe la onda panescandinava como existe un panamericanismo o un panhispanicismo. El danés y el noruego, sin embargo, tienen deudas pendientes que no quieren soltar aún y el sueco es el hermano mayor al que nadie le hace caso. Hemos de poner énfasis que aquí la comarca rifa, como en toda Europa, la comarca lo es todo, aquí te sacan aflote de dónde eres al enunciar ciertas vocales o decir ciertas palabras, y asociarse o emparentarse con otro idiomas les causa pena ajena a casi todos. Es Europa, les cosquillea ser diferentes. Y en Escandinavia no son tan diferentes a ello. No requiere de mucha fantasía leer a estos huercos siempre y cuando domines uno de sus idiomas.
Realmente no sé que tan popular sea Karl Ove en lenguas románticas, no me he esforzado en leer alguna recensión de él en español ni siquiera he visto o leído algo de él en español pero de seguro de indagar habrá algo escrito del autor en ese idioma.
En fin, eso, acabo de leer otro libro y ya
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