La preparatoria sueca II

Hace más de 5 años que escribí­ sobre el tema de la preparatoria sueca aquí­.

Mucho ha cambiado desde aquellos años en que apenas me caí­a el 20. Aunque seguimos aún, como la mayorí­a del paí­s, con los llamados 12 programas nacionales divididos entre teóricos y vocacionales. Mi escuela sigue ofreciendo e impartiendo los siguientes programas de 3 años de duración el cuál al final, o acaba uno como aprendiz de alguna vocación o con rumbo a alguna carrera universitaria.  Los especí­ficos a una carrera universitaria son los siguientes: Economí­a, Estéticas, Ciencias Naturales, Ciencias Sociales y Tecnológico.

Y digo especí­ficos porque los programas vocacionales ofrecen hoy en dí­a cursos extras para que uno pueda adquirir admisión a la universidad si es que uno de repente, se decide por cursar la universidad. Lo usual, para poder cursar la universidad es que aparte del programa vocacional que requiere de 2500 puntos escolares es cursar 300 puntos más, inglés, sueco y ciencias sociales; por igual, son intercambiables o sea, se puede cursar cursos de matemáticas o historia. Un curso, en su mayorí­a es de 100 puntos y dura un año escolar. Por lo general, los estudiantes cursan de 800 a 900 puntos por año escolar.

Los programas vocacionales que existen en mi escuela son los siguientes: Electricista, Carpinterí­a, Construcción y obras, Servicios asistenciales, Infancia y recreación, tecnológico industrial, Calefacción y fontanerí­a y por último, Programa de Trabajos Manuales (peluquerí­a, florista y diseño textil).

Uno se preguntarí­a quienes en verdad son hoy por hoy, los verdaderos estudiosos en Suecia. La diferencia yace en un sistema que aún premia a la inteligencia de las ”humanidades” ya que para poder entrar a un programa con vistas a estudios superiores los chicos tienen que cursar un programa teórico. Me refiero a que la inteligencia es más apreciada si uno demuestra destreza en poder memorizar, calcular o teorizar sobre aspectos abstractos mientras que labores manuelas no adquieren nunca susodicho status, aunque no todo lo que brilla es oro. Lo digo porque no todos los que entran a los programas teóricos son genios que digamos. Mi experiencia es que no todos los chicos que estudian programas teóricos tienen la motivación para estudiar porque aunque se les considere inteligentes por el hecho de estudiar esos programas no todos logran alcanzar esas alturas que solo las buenas calificaciones otorgan o peor, que la sociedad misma exige, requiere y espera de un ”buen alumno”. La presión por dar buenos resultados es enorme para el incauto que desee estudiar esos programas y para más de la mitad, la motivación cae como una piedra al fondo de un rí­o ya que la presión es mucha para chic@s de 15 ó 16.

Y digo quién será el verdadero estudioso porque para los programas teóricos solo se requiere obtener 2500 puntos al final de 3 años de ”estudios” mientras que los que cursan programas vocacionales tienen que estudiar hasta 2800. La diferencia, sin embargo, es que para los programas vocacionales la presión social de obtener las mejores calificaciones es prácticamente inexistente y si el estudiante logra excelentes calificaciones, más de las veces se le mira con tristeza de que no haya estudiado un programa teórico. Aquí­ serí­a menester explicar porqué elige un estudiante vocacional estudiar más. Lo hace, como lo he dicho anteriormente, para asegurarse de una admisión a una universidad, a sí­ de simple y sencillo.

El esfuerzo, sin embargo, matemáticamente es superior al de un estudiante que se dedicará a ”estudiar”.

En mi región, que es la de Jí¶nkí¶ping, se caracteriza mucho más por ser una región industrial que requiere de muchas industrias cuyo labor principal es el manual. Los estudiosos son muchos pero no se dejan ver en una zona que premia la bondad y la humildad y que castiga ostentarse de más. La labor manual será más ajetreada pero rinde a veces hasta más que la de un profesor como yo, que digamos.

No todos los menores se percatan de esto. Algunos están muy conscientes de su lugar en la sociedad, y se comportan como se espera de un trabajador manual,  osea, tosco, burdo, sucio y en un estrato social de la cual están resignados a pertenecer. Aunque nadie les ha dicho que también pueden estar al mismo nivel de los que están en los estratos sociales de los ”estudiosos”.

Aquí­ las calificaciones que deben de obtener por programa les hace variar intensamente. Mientras que a los vocacionalistas les importa un bledo si pasan con la calificación mí­nima para poder avanzar siempre y cuando puedan subir el escalón a los estudiosos obtener susodichos resultados serí­a una catástrofe que acabarí­a con sueños y el lamento que por acá se escucha mucho, el futuro no existe.

 

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