Para ser verdad, el estar en Suecia me ha hecho más inseguro de lo que ya soy. No vayan a pensar mal, la coraza que porto quizá dé la impresión de seguridad. Pero si algo caracteriza mi vida es que nunca he sido un persona que destella certitud. Lo único que puedo decir es que soy una persona que se propone metas y logra llevar a cabo la mayor parte de ellas sin mayores excepciones y que con tiempo y dedicación logro las metas que me propongo. Sé lo que quiero y cuando lo consigo me molesta que mis metas ya no existan. Pero eso nada tiene que ver con autoestima o sentirse seguro de sí mismo.
Este proceso lo veo en mis clases en donde los estudiantes suecos logran ponerme nervioso con sus miradas llenas de expectativas. Sé lo que quiero llevar a cabo pero durante el proceso me parece que destello un poco de nerviosismo que hay días en que produce desaliento entre los alumnos.
Aunque he de confesar que desde el año pasado las miradas de mis colegas ya no me causan sospechas ni nerviosismo como antes, he ganado terreno ahí. Pero no creo que eso sea un avance en sentirme seguro de mi mismo o que mi autoestima sea inmutable en ese aspecto.