Parecen 300 los años que han pasado. He aquí lo que opino sobre la nación al cumplir quién sabe qué. Lo único que deseo es que al menos Felipe Calderón Hinojosa tenga las misma gracia que Porfirio Díaz algún día tuvo al dejar el país.
En lo particular, para empezar con el 1810, no estoy a gusto con el legado Español. Porque ellos nos dejaron el legado del auto-odio. Porque a pesar de los años aún creemos que lo blanquito es mejor, porque muchos creen que ser europeo es mejor que ser mexicano, aún. Los españoles nos legaron robarnos/chingarnos a nosotros mismos. A chingarnos al prójimo más cercano. Los españoles nos legaron ignorar a la nación ante todo, a descuartizarla como una España lo es hoy. Ellos nos dieron una religión prepotente igual a la de las naciones anteriores a las nuestras – Dioses que demandan tortura, sangre y sacrificio. Y por eso, creemos en un Dios que acepta dinero como un Dios antes aceptaba sangre a cambio. Por ende existe la Malinche, el Pocho como anti-héroes al mexicano; por ende existe la corrupción oficial como alternativa y mecanismo de control equivalente al fascismo; por ende descuidamos el país ya que los potentados que logran llegar al poder solo saben que nos tienen que controlar la ambición y el hambre por los siglos de los siglos amén. La democracia, no existe en México, lo que existe es una oligarquía prepotente que cree que ellos y solo ellos saben lo que es bueno para México.
Estoy agradecido, aparte de mi existencia como un producto de una nación que ignora a sus propios hijos, sí, de saber Español, pero ¿qué gracia existe en saber Español cuando lo único que brinda el idioma, aparte de saber formar unas emociones interesantes, aberración en toda su extensión? El idioma de Cervantes, un idioma que tiene gracia en unas cuantas novelas, parece ser un idioma exclusivo para aborrecer lo que el mismo idioma produce y una gran fabrica que produce un turismo obsesionado en atraer gente para satisfacer una obsesión por ver la pobreza, generación tras generación.
Y uno se pregunta, si México no se hubiere independizado, ¿hubiere sido posible seguir siendo geográficamente como lo era antes de la Independencia? Quizá México hoy sería parte de la Unión Europea. Quizá los pochos serían de Oregon y no de Tijuana. Quiza la Malinche tuviere una estatua hoy en un bulevar en Tijuana en vez de un Lincoln perdido en una rondela porque ella abrio las puertas de la comunicación entre el indígena y el español.
Amén de que la Independencia es de los Criollos y no de los mexicanos los cuales se confunden con lo que empieza con un Porfirio y acabó en una pérfida cuya nota es un millón y pico de vidas. Los Criollos, una raza prácticamente extinta ya, para los que no saben, son el antónimo de la Malinche. Los que protestan piensan que el Criollo es un bastardo, pero no. Es el opuesto de la Malinche ya que la oposición radica en, como siempre, entre el Indio y el Ibero. El criollo de la independencia nunca pudo reconciliar la perdida de la madre patria, España, con lo que tenía enfrente de sus ojos, una nación grande y que nunca supo comprender.
El 1810 solo trajo desgracias para México y España parece haber sido la mejor librada del asunto ese. ¿Mejoró mi vida como mexicano la Independencia? No.
1910, sin embargo, vino a agudizar aún más, los que nos damos en la madre en la raya. La Revolución se compara mucho a lo que hoy vivimos, un grupo de mal sirvientes a la nación quieren venganza por un hecho que ocurrió hace muchos atrás y en pos de reconciliarse con sus antepasados cobran factura al mexicano de hoy. He de mirar a los cristeros y como estos últimos han utilizado al PAN para chingar al prójimo.
El pequeño destello que la vida de Vasconcelos produjo en la vida mexicana con los Azcárragas desvaneció como una gota de rocío produce vapor con el sol en un valle Rulfiano. Un momento en la historia del mexicano, que duro menos de dos décadas, en unas cuantas partes del país, quedan como ruinas aztecas cuyos verdaderos creadores ya ni quién sepa algo de ellos.
¿Qué trajó el 1910? El PRI, el PAN, eso trajo aparte de una aberrante verdad que nuestros hermanos latinoamericanos nos han viniendo diciendo de antaño ya: el gringo nos está chingando.
El mexicano es una idea a medias que el gringo controla desde que la Revolución empezó. ¿Cuál independencia? ¿Qué Revolución? México es una mamada de huevos con mal sabor, eso es todo, los políticos chingan década tras década y eso será el esquema a seguir por muchos años más o por lo menos hasta que Slim quiera, he nada más de ver a FeCal en el poder.
¿Y es eso lo que FeCal quiere que celebremos: Un México que en doscientos años muestra lo peor de si ante el mundo otra vez? Quizá el México Bronco para él es una cuenta vieja, digo. Es hora de aceptar que Cuauhtémoc, el íguila Caída, es quizá un mal para México.
Debemos de revisar toda la mugrosa historia que nos ata como loza bajo un mar de maldiciones y empezar de nuevo, totalmente de nuevo este 2010. El lavado de coco hubo, pisar los simbolos patrios una ofensa? Debería de ser un honor desafiar el viejo orden, demandar uno nuevo, un nuevo orden en el que FeCal y sus mentes intelectuales o secuaces, no tengan campo para hacer mal a millones de mexicanos como lo hace hoy.
Espero y deseo que cuando la próxima generación de mexicanos celebren 300 de que sabe qué, estemos lo doble de mejor que hoy.
Dejemos a España en la Nueva España y dejemos al Yanqui en EEUU. Es la hora de México y ya.