Rubor

Me da cierta alegrí­a poder leer de vez en cuando por ahí­ comentarios de gente de habla hispana que sienta pena por abrir un blog, me da curiosidad que quieran esconderse detrás del anonimato, aventar una mensaje electrónico y querer esconder el paso del deletreo. Me da gusto leer que la gente tome ese paso de despojarse el todo en unas cuantas letras para los lectores voyeour como yo. Las cosas que hay que ver con la imaginación son cuantiosas, por eso no me aburre leer. Ni escribir aunque por estos dí­as ese rí­o este seco.

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Abrí­ el blog de HYepez y me viene a la memoria esta platica con Karinusha:

– ¿Que no ves la patente similaridad?

O algo así­ por el estilo. Platicábamos de Luis Humberto Crosthwaite conocido como el H. Y fue entonces que me cayó el veinte. O según eso entendí­, o sea, por qué Heriberto escribe, HYepez, para codearse con Humberto Crosthwaite literalmente. Eitherways.

Siguiendo las recomendaciones de HYepez abrí­ otro ví­nculo de la red. No pude leer más allá de la introducción, así­ me pasa a veces, cuando algo insulta mi mente tan descaradamente como el ensayo de Rogelio Villareal. O simplemente la técnica de la introducción no pinta para más. En realidad la actitud es un poco arrogante de mi parte pero le di una repasadita al texto anyways, por eso de por si las flies y alguien quiera convencerme de que mis gustos o intuiciones están equivocadas. Y sí­, el ensayo es una regurgitada más allá de las agruras mentales. Amén de que no contribuye a nada. Ni el gusto de poder escupir las agruras se ofrece, cero devenir, solo el viejo camino del esófagos a las cuerdas vocales que dejan un sabor poco agradable.

Bueno, basta ya de las imágenes regurgitadoras. Cuando acabe de trabajar explicaré en pocas palabras el por qué […]

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Bueno, después de una larga jornada laboral llena de bullshit proseguimos con la diatriba que otorgamos a Rogelio ya que Villareal nos quiero presentar un pensamiento ajeno a los tiempos en que vivimos.

Y es que no hace falta mucha imaginación para ver que RV sufre lo que los viejos chochos como yo llamamos como una visión centralizada de lo que es el mexicano, sufre, amén de lo anterior, de una catarsis que debió de darse por lo menos hace dos lustros atrás, pero así­ estamos los mexicanos. Hasta El Manco de Lepanto nos hace ver de antaño a estas alturas. Y es que no podemos dejar el usted y el tuismo en paz en la nación que nos dio identidad. Los mexicanos tenemos los ojos llenos de distinciones pero para lo peor porque llevamos, como el esperma, la carrera por delante. Nos gana el impulso por ’mejorarnos’. Eso quiere decir que nunca podremos ver al ’indio’ como nuestros iguales.

Así­ que Rog. Vill. puede prescindir de la idea de la Raza Cósmica en nuestro entorno porque las ideas de Vasconcelos no logran lo que el jaliciense Enrique González Martí­nez le hizo al movimiento de Dario y su cisne. Los mexicanos no creemos ser una historia viviente ni en papel. Creemos en las diferencias raciales. Creemos como las clases sociales de la India. Y es quizá por eso que el perro de Paz1 se sintió agusto allá como embajador en esa nación.

En fin. Habrá que prescindir de la idea del mexicano como mestizo; habrá que verlo con nuevos ojos, uno que es heterogéneo y no homogéneo como el PRIAN nos quiere pintar con esa vieja noción de que somos algo nuevo. Sí­, lo somos, pero el problema es que aún se está gestionando el proceso. Aún existimos. No fuimos ni somos: estamos siendo. Solo así­ podremos vernos cara a cara en los fragmentos del espejo.

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1 Para los que desconocen de la historia contemporanea, y mis agridulces comentarios sobre Paz, el Nobel de la literatura tuvo la buena gracia de oponerse al EZLN justo cuando México recibí­a un aliento de vida y esperanza. Ojalá y ese perro de Salinas esté pudriéndose en los brazos de Shiva.

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