Qué radicales

La verdad, hasta ni chiste da ser parte de esa resistencia callada ya, pues nos adelantan un paso o dos y es cuando el opio da a lo más. Quién dijo que la religión es el opio de las masas no vio el futuro con buenos ojos, aquí­ nos tienen adivinando a ciegas lo que sucede hoy. Y es que da a qué sospechar ese giro repentino de todas las instituciones que en verdad valen la pena en la narrativa del diario devenir del mexicano. Los poderes facticos están empezando hablar bien de los pobres y mal de los polí­ticos.

[Norberto] Rivera, ha hecho puntiagudas crí­ticas a la manera como Felipe el Breve gobernó, sobre todo en materia social. Súbitamente preocupado por el pueblo pobre, desmarcándose sin explicación de lo que en él ha sido una firme opción preferencial por los ricos, el cardenal duranguense, aprovechando la historia bí­blica de la multiplicación de los panes, se ha dicho apesadumbrado por tanta miseria y hambre no atendida, ni por las instancias oficiales o institucionales ni por la propia solidaridad de prójimo.

De repente es moda estar del lado de los pobres. ¿Será por consigna? Quién, Carlos E. Pascual, será el innombrable experto en estados fallidos que quiere cambiar el cauce del rí­o de la historia ni idea.

Lo curioso es que si uno revisa los archivos de La Jornada esta nueva narrativa se da justo cuando se plantea una separación de partido/Iglesia. O quiza un o dos dí­as antes pero para la cosa da lo mismo. Y no es que La Jornada me haya sorprendido sino que hasta El Universal le entró al aquelerre de denunciar lo mal que está que la pobreza esté tan anclada en la sociedad mexicana, válgame, hasta el SDP tienen el tópico como tema principal de sus discursos.

A de ser la fiebre porcina, ya ven que todo es global.

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