Yonder Lies It

bienvenuto

Una de las buenas cosas de ser teacher en lovely Sweden es que hay una cantidad enorme de descansos. Lo que es bueno. El amante holgazán tendrá alguna duda al respecto pero en una sociedad como lo es la sueca no tener que andar cuidando la hora para los eventos consuetudinarios es de hecho un relajo tremendo. Se recuperan energí­as y las ideas se regeneran. Es buena la pauta que se genera entre los dí­as de descanso y las energí­as renovadas. Algunos pensarán diferente puesto que lo más rentable es caer en esa tentación que es la de quejarse de que no es justo que los profesores descansen mientras que la demás fuerza laboral se mantiene al frente de lo que queda de lo que se podrí­a llamar justo eso, fuerza laboral. El caso es que no estamos precisamente dioquis que digamos. Hay que reflexionar bastante y como el reflexionar como dirí­a mi abuelo al verme leer libros, eso no es trabajo. No sé cómo es que los demás no saben apreciar el labor mental que es el tener que lidiar con la gente y amén de tener que procurar por el bien educacional de ellos. No sé si los demás agentes del sistema laboral de Suecia entiendan esta conjetura entre el descanso del profesor y el mito del descanso, no que no lo sea, sino que simplemente los profesores gozamos de un periodo laboral que no está reglamentado por patrones que están al tanto de las actividades laborales de uno. El descanso simplemente se reduce al hecho de que no tenemos al jefe respirando detrás de nuestra nuca para ver si estamos, como mi buen abuelo dirí­a, trabajando. Lo estamos, poseemos esa terrible cualidad de no poder dejar el trabajo en el trabajo sino que es de las pocas profesiones que implican una labor mental fuera del espacio laboral donde llevamos acabo nuestra empresa. La mayor parte del tiempo nos la pasamos queriendo mejorar lo inmejorable para ser un poco sarcástico.

En el cercano futuro espero que esto lo pueda apreciar en otros paí­ses, para ser más exactos, México es lo que se me viene a mente. Quiero poder enseñar en México. Ya me imagino los lí­os culturales pero en fin. No habí­a querido introducir mi oficio al blog pero creo que ya es hora de plantar mis pensamientos al respecto aquí­. Soy profesor de idiomas y ya. He sufrido bastante para poder lograr lo que he logrado desde que decidí­ llevar acabo mi mayor sueño, ser universitario. Lo fui y quiero seguir siéndolo, no sé porque la universidad me fascina tanto pero tengan ahí­ que después de haberme graduado de la universidad con diploma que me acredita como profesor de idiomas en Suecia aún quiero proseguir mis estudios en ella. Quiero ser alguien dentro del ámbito de la universidad. A ver qué dirí­a mi gente del rancho. La mayor razón, de querer siendo universitario, es que quiero salir del letargo en que me he sumergido.

No creo que produzca mucho al respecto, si algo me ha enseñado el blog es que la mayor parte del tiempo utilizo la tecnologí­a para ventilar mis frustraciones como lo he venido haciendo desde que aprendí­ a escribir, seamos francos, me quejo de lo que no puedo hacer y escribo para poder despejar la mente un poco al respecto. Eso es todo.


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