La verdad se ha fugado. Es un presa que hay que cazar. La presa es preciosa estos días y su valor trasciende Fort Knox.
¿A quién le importa el oro, sea negro o amarillo estos días?
A nadie.
La verdad está escondida en ese ramaje que suele darle guarida, la interpretación. En ese arbusto, vaya ironías de la vida, está escondida porque todos la buscan para alzarla como la última presa de la pax americana del siglo XX.
La liebre veritas fustiga a todos.
Algún día saldrá de su escondite, como siempre.
Por el mientrás tendremos que lidiar con los afanes inútiles de los miles que proclaman la verdad apresada.