Yonder Lies It

Tredje dagen

De la estación llamada Copilco en el sistema del Metro de la ciudad de México, a la biblioteca Central de la UNAM, hay de por lo menos kilómetro y medio de por medio o más quizá. El primer dí­a de mi estancia tuve que hacer el peregrinaje a la susodicha biblioteca cuya fachada me deja de a seis everytime.

Carlos Martí­nez Moreno fue el impulso. Es la segunda vez que lo visito. O por lo menos el libro. El sistema Dewey que utilizan ahí­ lleva la cifra decimal de PQ8519 M36 B42 con la barra de código del 213973.

Es uruguayo. El libro se titula las Bebidas Azules publicado por las editoriales de Monte Avila, Caracas, Venezuela.

La primera vez lo agarré al azar. Desde entonces no ha dejado de liberarme de sus garras literarias.

Las Bebidas Azules es un libro de Relatos. Si Martí­nez Moreno fuera bloguero hoy estarí­a en el desconocido. La publicación que yo leo dandoseme la oportunidad data del Abril del 1969. Proto Minifix if one wills.

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Salgo presto a Tj tomorrow. Y para cuando esto esté publicado ya estaré ahí­. Nunca me la he pasado tan aburrido en el DF como estos dí­as. Aunque eso no quiere decir que no los disfrute. Los vientos de la tardes, a eso de las 4 o 5 de la tarde que hací­an placenteros segundos, minutos, soportable, la estancia en la ciudad, hací­an milagros inesperados. El viento limpia. Me acordé mucho de mis amistades defeñas pero por miedo a mi presencia fí­sica no me anime jamás a llamarlos. No es que este feo, nada, pero … los pasos de los años calan.

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Quiero empezar a escribir, a crear cosas, esto de escribir diarios no me pasa de la nada. Lo que se cocina en esa frase se está psicologimente en mi, llamemoslo el devenir de la conciencia creativa, gestionando, lo que algunos gringos llaman como incubation. Something is to hatch. Esto de escribir requiere de tiempo, hay tantos aspectos que considerar al escribir que hasta ahora caigo que no es nada más de plasmar unas letras sino que hay que formular, manipular y negociar con el consciente, ordenar el pensamiento. Como si fuere el alma que utiliza el cerebro para sacar una especie de molde a la idea, la persona que sale al hablar, dar el mensaje. Caigo en cuenta que las palabras en si, no ya desde mi perspectiva individual, sino ese ingrediente para darnos a entender, el abecedario de nuestra cultura, son el alterante de mi realidad. Le he tenido cierto rechazo a las letras como parte del repertorio de mi ente, pero creo que voy entendiendo poco la importancia de seguir escribiendo.



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