Por ejemplo, sufro de flashbacks. No es que haya sido hippie o que sea groupie de Timothy Leary y su pasión por el LSD. Mis flashbacks son mas bien hechos que han ocurrido en el pasado y que por algún motivo o razón los recuerdo vividamente al grado de sentir de nuevo todo el espectro de emociones que alguna vez tuvo en el espacio continuo del tiempo. Los flashbacks no tienen un sentido recurrente sino que suelen ocurrir por medio de libre asociación. De repente me encuentro o recuerdo una situación similar a la que he sufrido anteriormente y el indeseado incidente hace acto de presencia haciendo de mi constitución personal una aparatosa contracción de músculos cuyo único fin es reprimir susodicha experiencia negativa lo más pronto posible. Todo en el espacio de unos cuantos segundos, vivo de nuevo el pasado y toda mi capacidad mental se enfoca en la experiencia. A veces suelto un gemido por el escozor lo cual logra causar una especie de clímax.
Y es que lo son, experiencias negativas de primer orden ya que no han sido procesadas debidamente por el subconsciente ya que lo único que hace el uso de mi razón es dar explicaciones a un acto que no debió manifestarse en el consciente por medios de por si curiosos. El propósito de este razonamiento no tiene otro fin más que calmar, apaciguar o retornarme, ya una vez consumido el clímax, a la ’normalidad’ del presente, de alguna manera. La estrategia es concluir que el incidente que produjo el flashback es un momento de mi vida que ya ocurrió y cuya validez en el presente actual carece de todo valor en el ahora y el aquí.
Las memorias no procesadas tienen como común denominador encuentros con personas en actos sociales. Tienden a ser luchas intrínsecas de lo que está bien hacer dentro de la esfera social en cuestión, mini faux paus cuyo desarrollo se quedo sin expresar y busca de alguna manera solución al fenómeno inédito mediante el recuerdo en el presente.
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– Aló
– ¿Sí?
– Necesito hablar, me ha pasado algo.
– ¿Qué te parece El Fracaso?
– Bien, ¿en una hora?
– Sí, y tráeme unos True, tengo años que no me pongo uno de esos en los labios.
– O.K.
Ha cambiado el Bar. Son las tres de la tarde, ¿qué esperabas, el mismo bar de las tres de la madrugada? Desembucha. Creo que dije algo indebido. Detalles de las consecuencias, please. Un retorcijo de la boca una mirada extraviada. Parece serio la cosa. Sí. Con qué tono has enunciado la frase. El desliz verbal obtuvo la intonación coqueta. ¿Estabas consciente de ello? No. Creo que sólo fue un minor fax paus. No quieres el desenlace del repercutir del coqueteo. No. El ente en cuestión no es de mi agrado personal y nunca he tenido deseo sexual hacia la persona en cuestión. ¿Cómo es que sucedió el desliz verbal entonces? Hablábamos de X. O.k. Me siento mejor ya, gracias por venir. No pasa nada, y vamonos que el Bar a las tres de la tarde me estropea las ganas de volver a las tres de la madrugada.
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Minifix