Heriberto, HYepez, ahí te hablan m’ijo, para que después no te hagas el maje rey …
Qué dijo el yaqui que publica en editoriales patito para darse ínfulas de cisne Andersson:
Y Patricia Mercado —por quien pienso votar—
Lo Leí here, para que después no diga, que mi mamá dijo que siempre no. Por si las flies: 1
7.6.06
Vi el debate cheleando, fue divertidísimo. El primero lo ganó Patricia Mercado. Este segundo, Felipe Calderón. Como Mayra Luna notó, Campa parece ”changuito cilindrero” así que no podía verlo en el debate televisivo sin imaginarlo agarrándose su sombrerito y pidiendo dinero. A Madrazo, como Pedro Beas dijo, no se le entiende nada, tiene retórica del PRI, frases como ”federalismo hacendario moderno”. What? Como sabe que no se comunica con las masas tiene que llegar a recursos lamentables como el del letrerito que sacó. Además, tiene manos de viejillo usurero o diablo artrítico y las usa demasiado, sobre todo la derecha, con la que amenaza y ademanea como declamador sin maestro. Das miedo, culero. A momentos hitlereas. La mano izquierda te tiembla. ¿Problemas con la figura materna? Obviously, my friend. (Por eso tienes que exagerar tu machismo). Calderón está cayendo en el síndrome triunfalista de López Obrador hace unos meses, tenía una risa cómoda. Ganó. Pero tiene demasiada confianza y a los votantes mexicanos les gusta sabotear a los triunfadores probables. Trucha, Calderón, que López Obrador está (otra vez) en el lugar que mejor domina, el de underdog, ”enfrentando las fuerzas que lo quieren sacar de la pelea” (¡el mero mole mexicano!), ”perdiendo”, y falta un mes, el último día, con todo y encuestas en su contra, el pseudoizquierdista gana, nada más porque su personaje de David contra Goliat pega con millones. El error de López Obrador fue que tenía miedo de chachalaquear. Quiso verse moderado, así que lo mejor (mediáticamente) de él, su populismo gritón, casi no se asomó en el debate. Está asustado de los anuncios en su contra. Y Patricia Mercado —por quien pienso votar— lamentablemente tiene un lenguaje corporal muy negativo. Buena parte del tiempo mueve el rostro de un lado a otro, como diciendo no y se concentra demasiado en crearse una intensidad casi puramente facial y vocal que le distrae el cerebro y la hace, como ayer, trastabillear demasiado, hasta llegar, dos o tres veces, al cantinfleo. Se pone nerviosa. Quiere decir todo rápidamente, temerosa de que dejen de prestarle atención. ¿Por qué sus asesores no se los dicen? Patricia, ya deja de decir no. Si todos los cabrones y cabronas que queremos votar por ti, votáramos por ti, ganabas. ¡Ya créetela! Una candidatura no esstatement, no hagas una campaña simbólica, ¡compite de deveras! No te conformes con tan poca cosa, no jodas. No es un juego. Eres la mejor. Pero tu discurso de marginada ahí te deja. Diciendo no, chaqueteándote con tu actitud de ”emocionada”, ”intensa”. Estabas demasiado nerviosa. Deja de jugar a la mujer conciliadora, no mames. Gánales. Y a las siguientes elecciones, porque seguramente reincidirás, relájate. Echate un churro antes del debate.
México, Tijuana