Nunca comprenderé jamás esa sensibilidad hispana de tomarse a pecho las cosas.
Les gana la emoción, el coraje, la alegría y la confusión. Por lo general, al Hispano se lo lleva la corriente de sus emociones, no análisa demasiado y ya cuando comprende, comprende demasiado tarde. Por eso no comprendemos al gringo, el gringo piensa antes de emocionarse y si se emociona de seguro es católico o con ancestros del mediterráneo.
Tenemos sangre mediterránea, calientes. Por eso algunos Xicanos no entendemos a otros Xicanos: somos la reflección de dos culturas que pueden o no pueden vivir simultáneamente.
No es fácil estudiar la condición humana, uno nunca logra acertar describir en letras todos los pormenores que nos hace diferentes de los unos a los otros.
Por ejemplo, nunca he podido describir o delatar con acierto ese fetichismo que el hispanoparlante tiene con su idioma, es una obsesión que las letras estén bien deletreadas con una ortografía impecable. Entre menos errores más culto puede uno aparentar. Entre los mexicanos tampoco he podido comprender ese fetichismo a la limpieza, no sé porque nos cuidamos tanto.
Mas eso nos hace latino y curiosamente otros piensan que es una cualidad digna de admirarse. No hay otra manera de explicar esta atracción hacia los latinos entre otros grupos culturales. Hasta con los mismos españoles las características del comportamiento del iberoamericano son exóticas para ellos.
Cada día que estoy alejado de esos marcos descriptores del latino iberoamericano más me hago Otro que ni yo mismo reconozco en mi.
¿Es posible dejar de ser lo que alguna vez se fue? Quizá no sea la prueba más fiel de que sí es posible porque tengo muchos residuos de mi hispanidad aún cual vestigio indeseable.
La problemática de cambiar de cultura yace en que uno nunca deja ser la persona que uno es. El comportamiento del ser humano también es cultura. Si estos comportamientos se reprimen demasiado tienden a causar malestares psicológicos. Uno termina perdido.
Es por eso que ahora sí comprendo más o menos lo que mi pueblo dice de aquellos mexicanos que se van de México, uno deja de ser mexicano. Por mucho tiempo creía que esto era una frase de alevosía pero ahora sé que no lo es así, mi gente ve que algo de México ya no está en mi, la radiación cesó de radíar lo de uno.
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