Editio synoptica et critica

Me preguntaron si querí­a criticar un libro. Es de una persona que estimo. Realmente no sé porque algunos me tienen esa estima o confianza. Le dije que no. Me preguntó por qué. Le dije que no querí­a bañar mi óptica ponzoñosa en el mar de sus sueños. Además, mi labor de crí­tica es si a lo mucho amateur, apenas si estoy empezando a darme cuenta de los misterios que conlleva una crí­tica literaria. Hasta el momento mi crí­tica es malinterpretada como ponzoña, a nadie le gusta que le digan cosas contrarias a las aspiraciones que matan de un chingadazo sueños elaborados en un ámbito de absoluta perfección. Por dato curioso tengo un ejemplar. A un editor le alaban su trabajo por criticar a voces bajas, se le respeta, y en hasta ciertos casos se le eleva el estatus, jode, sin el editor no hay escritor. A diferencia, el crí­tico se le castiga por pensar en voz alta. Existen muy pocos libros, escritores, blogs de escritores que gritan a los cuatro vientos crí­ticas contrarias a las expectativas positivas del escritor.

Pocas veces he encontrado placer en los labores de los monolingíües. Es un hecho singular que la mayorí­a de los trabajos que alabo suelen ser traducciones de un idioma que no conozco, por ejemplo, del japones al inglés. No miro defectos, sólo literatura.

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