Yonder Lies It

Sueños

[j] No, no me estoy haciendo flojo para escribir. Estos dí­as pasados he gastado la misma cantidad de tiempo que suelo gastar cualquier dí­a de la semana delante del monitor de esta cosa del demonio cómo dirí­a Doña Cuca allá en mi rancho, como cualesquier otro dí­a. Tampoco me hace falta inspiración para escribir, bien saben los gobernadores del más allá, los omniscientes que odio with all my fabric [Q], que lejos, mucho más lejos de la verdad, no puede estar todo esto.

[c] No me gusta interpretar sueños mas me encanta soñar, lo reconozco. Hace mucho que un sueño no me causa pavor. Mas desde hace varios años mis sueños son realmente vividos. Temores varios que bien cabrí­an denominarlos como normales. Aunque confieso que tengo un libro que interpreta sueños al pie de mi cabecera, lo leo cuando veo ciertas imágenes que he leido significan algo. Hay que ser muy espiritual para aceptar la predestinación y los sueños siempre han sido instrumentos para calmar temores de todas í­ndoles con el último fin de calmar a los dioses por venir y sus iras por sufrir en carne.

Estos actos no los miro como contradictorios en sí­, mas bien, podrí­an darse las interpretaciones hacia esa fácil conclusión sin ningún problema pero la verdad es mucho más fácil que concluir que me estoy contradiciendo.

Supongo, por igual, que algún nivel de atavismo primitivo existe en mi pero la verdad es que la sueños, el despertar, buscar significados algunos en las imágenes que mi ser produce, no es más que una sana diversión la cual no hay que tomarla en serio.

Eso, o mi alma, es la más raquí­tica en cuestiones espirituales que cualquier otra en este ver.

Al leer lo anterior, bien se podrí­a creer que tengo un cierto control sobre lo que sueño. Nada. Si vieren la decepción en la modorra al despertarme por causa de sueños que me hacen latir el corazón de miedo, pues cual es mi sorpresa que mi mano se haye plantada en mi corazón o en mi estomago.

¿Racionalización de mis sueños?

El caso es que no, no puedo controlarlos, como tampoco tengo muchos sueños donde logro ’observar’ lo que sueño, o sea, estar presente en mis sueños, esos momentos son la excepción y muy especiales, la mayorí­a, para mi infortunio, ocurren por cuenta propia y lejos quedó yo de contribuir a su lexa.

[m] Antes, de joven, muy de joven, sentí­a, al dormir, que un ente querí­a empujar mi alma para posesionarse de mi cuerpo, de eso hace mucho ya, nunca supe si lo logró. Me causaba un terror de pocas madres, querí­a despertar y no podí­a, me quebada como en coma, o por lo menos ese era lo que ami no me parecí­a como sueño. Rezaba, rezaba con fervor el Padre Nuestro, me encomendaba al Rey de los cristianos, a su Dios. Hasta la fecha nunca he comprendido ese capí­tulo de mi vida, sí­ fueron ataques psí­quicos o sueños verdaderamente pesados. Como digo, nunca supe si el extranño sentir aquel, de que algo se querí­a apoderar de mi cuerpo, logró su objetivo.


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