Atreverse a cruzar la Lí­nea

Tengo una relación especial con la Lí­nea. La frontera de Tijuana con San Diego. Para mí­ es muy especial porque he vivido la Lí­nea no hablando de la problemática sino viviendo la problemática.

La Lí­nea genera dólares y todo lo que genera dólares en Tijuana representa un problema para todo agente involucrado en/por cada dólar que circula en Tijuana.

El dólar es un dolor de cabeza para los que están en el poder.

No saben como agregarle el IVA y creen que haciéndolo a un lado o convirtiéndolo en pesos el problema se resolverá, pero no, el dólar no se va, es como una célula, pártelo y se vuelven dos. El dólar es causa de problemas para mi vecino, para mi. Un dólar es ganancia ya, es algo más. Es un bien de esos que causan un mal. El dólar es más fácil que la prostitución.

Es por eso que da más alegrí­a encontrarse una cora (a quarter) que un peso. Y es más fácil rayar una cruz en el suelo cada vez que te encuentras una moneda americana que una moneda nacional.

La Lí­nea tiene dólares, lo sé yo, yo he vivido de sus servicios.

La Lí­nea produce servicios que nadie quiere hacer y nadie quiere regularizar porque la Linea produce dólares. De niños limpiaba carros mientras mi abuelita atendí­a el puesto de curiosidades en el Mercado de Artesaní­as. Un puesto de curiosidades que vendí­a productos mexicanos con precios en Oro. Si en Tijuana ha existido un lugar que repudie el peso ese ha sido la industria de las curiosidades de artesaní­as. Ahí­ no quieren saber de pesos. Es por eso que limpiar los parabrisas de los carros era rentable, toda moneda que caí­a en las palmas de mis manos de 11 años era una pequeña fortuna. Ahí­ no quieren saber de plata porque el Oro siempre es más que en plata. Así­ brille más bonito la plata y Tijuana tenga multitudes de historias, leyendas y cuentos sobre minas de plata que nuestros parientes se trajeron consí­ cuando terminaron en Tijuana y lo que vivieron durante la Revolución y antes de la Revolución. El Oro siempre es mejor, por eso le hacen fuchi, aunque la plata se mire mejor en la piel bronceada de los gíüeros y después les cause envidia a la raza de Bronce que la plata sienta tan bien en la piel bronceada natural de uno. Siendo que la raza de Bronce le pone Oro hasta sus encí­as. No comprenden.

La Lí­nea produce industrias de la más baja estofa. El Limosneo. Es toda una industria que personas sin escrúpulos abusan aunque hay personas que sí­ limosnean por necesidad pero el rumor más maldito que tenemos en Tijuana es que los limosneros hacen su agosto con este oficio de antaño, tan antaño como la prostitución. Lo peor de todo, el limosneo lo practican los mixtecos de Oaxaca. Esos seres cuyas raí­ces se remontan al México más viejo de nuestra nación y cuya imagen hemos de emular. La industria de la caridad es grande y rentable, más si produce dólares.

Además, la Lí­nea produce la industria de tráfico de personas y de esa industria viví­ yo también. O como se le dice dentro de esos cí­rculos, hacer un favor. Hice muchos favores, una especie de servicio que mi condición de ciudadano tijuanense me permitió practicar hasta el arte. Uno se aventaba brincos. Eso consistí­a en tomar un bus yendo hacia playas y dejar a pobres inmigrantes dentro de la barda de los EEUU para después ser encaminados por un pollero a la tierra de sus sueños.

La Lí­nea me dio dinero para las tardeadas de los Domingos. Porque antes todos sabí­an que el Domingo era el dí­a en que Tijuana salí­a a bailar. Las discotecas que cualquier dí­a de la semana eran para los gringos de repente abrí­a sus puertas a los ciudadanos de Tijuana, la juventud, un lugar donde podí­amos los de Tijuana disfrutar del glamour del a Revolución. Sentirnos dueños de algo. Fumar cigarros americanos y vestirse a la moda con tenis de preferencia Pony’s, Van’s, o Converse, los cuales, de por cierto, provení­an de EEUU.

Los dólares conllevan un lenguaje sobre la conducta de las personas. Es la moneda de preferencia y la que se inculca a conseguir a todo costa. La divisa norteamericana es, sin embargo, como hemos venido diciendo aquí­, un bien de esos que hacen más mal que bien porque el dólar es una fuente de malos negocios. La fuente de divisas sólo tiene ciertas entradas, el turismo. Mas otras fuentes, como la industria de la caridad, las remesas o las dádivas de la gente a la iglesia representan oportunidades para el lavado de dinero y un dolor de jaqueca para el gobierno mexicano. Detener el flujo de dólares en Tijuana es como querer detener la corriente de un rí­o.

La Lí­nea y los dólares pues son una frontera psicológica que hay que atreverse a ver, a sentir, vivir. Hay que comprender cómo opera el dólar en la ciudadaní­a para poder acercarnos a una solución a la problemática que nuestra frontera tiene y que los polí­ticos, tanto de izquierda como de derecha presumen querer arreglar in fifteen minutes.


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