La ciudad es una guarrada sin ley. Parece que estás en Marruecos (en donde sólo he estado por lo que otros me han contado, por tonto, no doubt about it), por todas partes: ”Hey, amigo, come here, come here” (que ahora entiendo lo pesaditos que se ponen los americanos con eso del ”hola, amigo” que yo no he dicho en mi vida), gente por todas partes, mucha pobreza, los olores que te quitan las ganas hasta de hacerle una visita al Sr. Roca (o como puñetas se llame en Méjico)
Sigue leyendo: Tijuana, del gachupín más honesto que haya cruzado la frontera