7 minificciones suecas en siete dí­as: parte MMV

En un mar azul, las aguas con tierra son exóticas
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Llegué a un pueblo raro. Nuevas emociones, nuevas vistas y nuevos climas. Hoy se escuchan las hojas secas arrastradas por el viento. Así­ como un dí­a mis ojos presenciaron las llamadas rodadoras, o tumbleweeds rodar las calles de mi Tijuana. El silencio les ayudaba, el eco de sus movimientos llegaron a mis oidos, volteé a ver, la soledad de lo que otro momento seriase una calle donde el ajetreo es el transito vislumbró como una señal extrasensorial

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Ella miraba entusiasmada el color de mis ojos, yo miraba entusiasmado los de ella. Me gusta cojer por los ojos. (like a thief coming in through the window) No sé porqué. Si penetro a la mujer por los ojos me infiltro en su ser, capturo su alma y es mí­a. Lo sé con seguridad, no titubeo, es una de las pocas cosas de las cuales yo puedo estar seguro

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Erika. Hablamos. Sonreí­mos. Reí­mos. Estamos cerca pero nunca nos tocamos. Los suecos no saben tocar, la caricia par execellence es un rocé del lado opuesto de la palma de la mano en la mejilla. El movimiento acompañado usualmente de una sonrisa en la cara y unos ojos cristalizados. Creo, que esto significa afección para ellos

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Erika no sabe amar. Sabe tener sexo. Sabe dar, mas no entregar

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Erika es una fantasí­a. Me duele su abandono, rodó cuesta abajo a merced de vientos nórdicos.

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