Sé que todos los escuincles entre 10 y 13 me odiaran por esto, por suerte la edad promedia de los que por acá se afocan oscila entre los 20 y 40 pero los abuelos tenían razón, el aceite de bacalao sí hace el paro, en Tijuana, me jefa, para acabarla de molar me hacía comprarlo – una botella de Emulsión de Scott, please – rogándole a todos los dioses que no hubiere de seguro. De morro las damas de mi haus me daban esa madre a raudales no sin una buena expressión facial de desapruebo y verbales como ¡wuacatelas, fuchilas y asco! No pasarían de dos a tres botellas pues fue durante mi desarrollo cuando más les entraba las ñañaras a las chicas de mi casa, preocupabas pues de que fuere más flaco que un palillo a pesar del tragón que fui a esa edad. Me sorprende que a estas alturas de mi edad que no haya sufrido una enfermedad acá seria, me cae, no pasa del resfriado común a lo peor. ¿Será el aceite o pura suerte de la vida?
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