Don Oscar Genel se hizo de un nombre con Síntesis, un programa de noticias que para los tijuanenses representó un cambio psicológico ya que era la alternativa a Televisa de los early 90’s. La verdad, lo creible, gano de repente terreno y la voz de la razón lleno el espíritu tijuanense de esperanza. De hecho creo que pocos aprecian este capítulo de nuestra historia común. Para mi fue un gran gusto ver el monopolio de Televisa venirse abajo hasta que un día mientrás me chingaba un cafe en el Sanborns de la Revú vi algo que sacudió mi fe en el sistema de comunicaciones. Ví unas manos debajo de una mesa recibiendo algo. Fue un chock ya que mi creencia en algo nuevo se vio traicionada.
Mas vayamosnos al presente y dejemos el pasado, es tiempo de servir platos helados.
Una opinión que me dejó con la boca amarga es la del antes mencionado opinador, sin duda uno de esos a los que Santoro José Nava se refiere. ”Las de los mexicanos en el extranjero” dice el ruquito gíüerito,
son voces que no tienen destino, que no tienen a dónde llegar; desde hace mucho tiempo el único camino reconocido es el de sus dólares, que disminuidos por las altas comisiones bancarias y de servicios especiales, llegan a los hogares mexicanos como un bálsamo que medio cura las heridas del hambre y medio evita los desmanes sociales a que conduce el abandono y la desesperanza.
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31 de Mayo del 2005
Las voces sin destino
í“scar Genel
Las de los mexicanos en el extranjero, son voces que no tienen destino, que no tienen a dónde llegar; desde hace mucho tiempo el único camino reconocido es el de sus dólares, que disminuidos por las altas comisiones bancarias y de servicios especiales, llegan a los hogares mexicanos como un bálsamo que medio cura las heridas del hambre y medio evita los desmanes sociales a que conduce el abandono y la desesperanza.
Esas voces sin destinatario ahora se multiplican cuando les quieren dar una orientación electoral, porque no están en el ambiente de Estados Unidos las condiciones que se necesitan para que ciudadanos de otra nacionalidad puedan ejercer el derecho al voto, cuando son insuficientes o nulos los apoyos de legalidad que permitirían el libre desplazamiento de los millones de trabajadores que son buscados por los políticos mexicanos metidos en la puja electoral.
La experiencia en el oficio, dicta sentencias de justicia que no tienen oportunidad de apelación, porque en el caso de los trabajadores mexicanos indocumentados, ni la buena voluntad de los que se dicen sus dirigentes, ni la llamada nacionalista de quienes luchan por el poder oficial en su país de origen pueden resolver los problemas legales que les acarrea el no tener permiso para residir en el país vecino.
Sin ánimo de echarle agua a la fiesta del triunfo partidista, debemos sostener nuestra óptica que ve lejana la posibilidad de que los mexicanos indocumentados que laboran en Estados Unidos puedan votar en la justa presidencial o en cualquiera otra elección política, debido a que sobreviven socialmente en un ámbito de clandestinidad que no permite el ejercicio limpio, transparente, que reclama el derecho de elegir a sus gobernantes.
El discurso oficial, de suyo prometedor, se parece mucho al de los dirigentes de las organizaciones políticas, pero en el medio están las voces sin destino a las que hacemos referencia, lo que nos preocupa porque además de enviar los miles de millones de dólares que sustentan la paz social en algunos lugares de México, siguen siendo víctimas de la mala política que impera en casi toda la geografía nacional.
Ojalá que se presente la ocasión para que las voces ahora sin destino puedan tenerlo.
El autor es periodista.
Realmente no sé de donde saca este señor sus moralidades de poder acusar a mexicanos en el extranjero de dejar a sus familias en el abandono, de seguro ha de ser todo el dinero que su salario le aporta puesto que la moralidad en México es un lujo que sólo la élite al servicio de la olgarquía mala puede obtener y vivir con ella en México propio.
Lo bueno es que el congreso parece ser de otro parecer y por fin podrán solucionar el dilema de nosotros, también mexicanos, de querer participar en nuestra comunidad, en nuestra sociedad. Habrá periodo extraordinario.
Esperemos que se solucionen los problemas de la democracia que aquejan a nuestro país y acabe con los comentaristas insensibles como Don í“scar Genel quuien a pesar de vivir en la frontera tantos años no entiende el peregrinaje por los que muchos mexicanos tenemos que pasar para alcanzar el sueño de una vida mejor.