Van Gogh viene a la mente, es cuando me agarro la oreja como un tick, ha años que tengo la imagen grabada en mi imaginario y me da cierto espamo ver como se corta el oido. Por igual cuando come pintura, pero se ve la pasión, aunque eso no deja de darme asco. La locura puede llegar a esos extremos. También vi una pelicula, no hace mucho, en mi casa amarilla allá en el sur de Suecia. Estaba viendola en mi sofa azul sin nadie a mi alrededor. De por cierto, he llegado a la conclusión que soy de la peor clase de emigrante que pueda haber aunque eso no va al el tema. Era una pelicula del Marquis de Sade, creo que fue hecha inspirada en la novela del dramatista alemán-sueco Peter Weiss llamada The Persecution and Assassination of Jean-Paul Marat as Performed by the Inmates of the Asylum of Charenton Under the Direction of the Marquis de Sade. Aunque claro la pelicula no sólo trata sobre ese acto, aparece pero no es lo principal, lo principal es el acto prolífico de escribir del Marquis, al último termina escribiendo con su excremento en una celda donde sus pensamientos están plasmados en la pared despidiendo un olor desagradable. Esa imagen también me produce nauseas.
Sí, lo peor. Hay immigrantes que se adaptan muy bien a sus alrededores y se vuelven ciudadanos prominentes de sus localidades, de su nuevo país. Su nuevo pueblo los admira. Yo no. Yo me rodeo del pasado, de la añoranza, me visto de resistencia y camino con mi soledad como la amante que me ha sabido querer de tanto andar con ella. El futuro ni lo veo de tanto tener la mirada en un deseo y dejo pasar el presente con la facilidad que sólo un desaire puede otorgar. Mis ojos quizá tengan esa característica de mirar al Otro como el Otro y no como mi vecino a pesar de que soy de aquí.