sobre literatura femenina

Leyendo el artí­culo De cómo un encuentro de escritoras terminó en desencuentro con machos por Eve Gil, y que la raza de Un Blog Propio bien hizo en postearlo ahí­ veo que la cuestión de la literatura femenina y el femenisno están en sus pañales en México. Si la ponencia se dio tal cual lo describe Eve Gil entonces se puede leer que tal ponencia más bien fue un melé entre gente dizque establecida. Aquí­ también se pueden ver ese tipo de vigencias tí­picas de México como la de subir en pedestales a personas laureadas como ‘la neta’ y cuyos laureados explotan con su tí­pica prepotencia de creer que están arriba de los demás sui generis. Desgraciadamente en México no tenemos aún una idea uniforme de que todos somos iguales y por eso el lastre ese de no hacernos respetar intelectualmente, el saber en México es aún visto como un estatus social. Como tampoco la crí­tica en México es causa de desafió intelectual sino más bien se ve como ataque personal o por lo menos así­ se deja ver para minimizar el válido cuestionamiento, de hecho se me figura que muchos escritores mexican@s se toman muy a pecho sus letras intencionadas para un público y que cualquier cuestionamiento de susodichas letras es una afrenta, ofensa para el/la escritor/a, creo, que para el psiche mexicano no hay nada más peor que hacer el ridí­culo. Oh como mejor lo dijo Rosa Montero no hace mucho:

En cambio, a los hispanos en general, pero sobre todo a a los españoles, nos horroriza hacer el ridí­culo. Tenemos el orgullo en carne viva, y una conciencia tan aguda y enfermiza de nuestra apariencia, de lo que los otros pensarán sobre nosotros y del qué dirán, que preferimos pecar de mudos, paralí­ticos, y sosos de solemnidad. Es decir, preferimos la pasividad total antes que hacer nada que pueda terminar siendo risible.

El agudo Lord Byron sostení­a que la larguí­sima decadencia española habí­a empezado con el Quijote, y que la obra de Cervantes, que era nuestro icono cultural nacional, nos habí­a hecho un daño terrible al enseñarnos que atreverse a soñar, a perseguir las propias quimeras y a ser distinto, sólo conducí­a al más espantaso y patético de los ridí­culos. De ahí­ a nuestro orgullo sangrante e hipersensible, nuestro miedo a la mofa tan extremado.”

Primero, para mi siempre ha sido de interés cualquier tema que diga que no hay una literatura femenina como Eve Gil lo atesta:

Es cierto: no existe una literatura femenina. Nada más absurdo, y así­ lo manifesté en mi ponencia. Hay mujeres que escriben como hombres (jurarí­a que soy una de ellas) y hombres que escriben como mujeres; y mujeres que escriben como tales y hombres que como tal escriben, y lo que verdaderamente importa es la calidad de su escritura. Nada más.

Nada más ridí­culo de afirmar, de hecho me hubiere gustado que hubiere puesto ejemplos de esos hombres que escriben como mujeres o mujeres que escriben como hombres. Hay una literatura homosexual, por lo menos en la cosmovisión inglesa si la hay, quizá la confusión yazca ahí­. Y quizá Eve Gil pretende decir que en las letras hispánicas no hay literatura femenina, pero si algo hay establecido con certitud universal es que la literatura es universal, por ende descarto lo último o sea, descarto que sólo se haya referido a las letras hispánicas.

No solamente hay literatura femenina sino que tiene que haber por la simple y sencilla razón de que los géneros experimentan el mundo, la realidad de diferentes maneras. Mientras que hay constantes universales en la literatura como la felicidad, la tristeza, el gozo, la opresión, etcétera desafortunadamente aún no se da la posibilidad de que un hombre sienta como una mujer y que una mujer sienta como hombre, simplemente son dos procesos totalmente opuestos en sí­ los cuales salvos varios casos donde se la la cuestión biológica de que haiga hombres que viven su experiencia terrenal como mujeres atrapadas en cuerpos de hombres y vicecersa.

Y es que yo defino la literatura femenina donde hay rasgos biológicos que un hombre no podrí­a jamás en toda su vida experimentar en carne propia. Yo nunca podrí­a detallar o describir el proceso de una menstruación con todo y sus procesos psicológicos y corporales además de que el cuerpo humano es visto y tratado de diferentes maneras por el hombre y la mujer, el hombre no está atento a los signos que este le manda mientras que las mujeres están siempre sintonizadas al suyo.

Y esto, en mi humilde opinión [quizá hasta equivocada] es utilizado como recurso técnico en muchas novelas, se da un nivel de comunicación que ojos no entrenados en esos aspectos lo siguen viendo como si lo vieran en su entorno real, se le aplica los mismos valores y no se le ve más allá de su superficie siendo que entre las mujeres el entendimiento y reconocimeinto de sus dolores es un sí­mbolo de unidad.

Lämna ett svar