Piensalo: para cuando tus ojos se percaten de estas letras y las ideas detrás de ellas, yo estaré durmiendo. Tus ojos recorreran cada vocablo en busca del significado que crees que hay en ellos, te enfadas, no lo hay. Piensas que es un gasto de tiempo enfocar tus ojos a unas letras que jamás tendrán un mensaje más allá de la frivolidad de su ser, y mientrás más desencriptas más es tu enojo, se torna un volcán de emociones el que no halles esa promesa que las letras traen consigo, porque las palabras son promesas de que algo habrá en ellas, más esto es sólo una vacio; su único e último labor: invitar discretamente, seducir con secretos que no lo son, con sus arreglos de una aparente morfología desafiante, significado oculto.
Son pequeñas huellas, pistas, pesquisas que vas juntando al paso que tus ojos persiguen ese encuentro total que si mientrás la promesa de seguir leyendo te incita alocadamente el desenlace final se avecina por más que leas. Porque el ser humano esta incapacitado para ver todo a la vez, para comprender todo a la vez, so el Dios cruel e omnisciente nos dio una mala partida: No estamos hechos a su semejanza. Porque nos da la realidad en pequeñas dosis como estas palabras te están atestando tus sospechas poco a poco, es una perdida de tiempo no se puede apreciar el mundo más de un sintagma a la vez. Y la mala partida da para más: se nos dotó de una desesperada motivación por saber; so lees más rápido y nada, te aceleras, y puede ser que para este momento que a lo mejor ni leidos han sido estos sintagmas ya ni jamás lo serán, podría ser, pues el ser humano le tiene un amor caprichoso a sus letras, podría ser que tus ojos ya hayan decido no seguirle más el rastro a este ilusiorio y aparentemente berrinchudo parrafo; pues es sólo eso, nada, y eso es lo que causa en ti un calor profundo que se torna en odio, mientrás, yo duermo.
Y aún así, si es que sigues intentando descifrar estos morfemas, morfema tras morfema, quieres saber, ¿por qué? quieres saber su leif motiv, su raison d’íªtre, sé que este texto te está causando curiosidad, se te secan más esas ansias por saber, buscas obsesionadamente el sacío de tu sed, si no, entonces ¿qué es lo que haces aquí? en este punto ya tan lejano del aquel principio donde la promesa de las palabras en tu mente le invitaban su placer visual a tus retinas ya prejuiciosas por demás, estoy cien por ciento seguro de esto, escuchame bien, que no le brindan valor a la celebración de unos cuantos hilos de consonantes con su vocables entrometidas, para darle sabor pensarían los que compusieron La Palabra, verdad?/pero ¿qué haces aquí? sin esa promesa, (tienes ante ti una promesa rota, no cumplió ese posponimiento del tiempo, ¡allá! te gritaba y mientrás tus ojos expandierón sus niñas de emoción, ¡allá al final del texto esta la recompensa! falló en su deber, lo cual ha de ser toda una catástrofe emocional para tu ego, pues es él el que más creyó en estas palabras y ahora te secumbe el defraude, horrible, bajo la sombra del acoso de la decepción) ese mensaje que tanto ansiabas por deshilvar, por descubrir, no está, como lo ves, como lo has comprobado ya, nada, absolutamente nada.
Mientrás, yo duermo.