En lo particular nunca he sentido más la vida adjunto a un periódico como mi ciudad lo tiene con el Zeta. Primero porque ese periódico nos hizo perderle el miedo al gobierno echandole la verdad en su cara. Nos costó trabajo poder mirar la realidad en su cara y decirle lo fea que era. Represión era contestada con represión y en cuanto la represión era sacada de su escondite no se hacía esperar la repuesta para reprimirla aún más. Todos sabiamos que el periódico corría gran peligro y sabiamos que habría represalías de alguna u otra forma, en aquel, quizá como en este, la mafia gobernaba junto con el PRI, eso es un hecho del cual muchas pistas indican que así fue, cosa de la cual no dudo continué así puesto que muchas cabezas intelectuales siguen libres y del cual no se ha hecho un verdadero estudio de las artimañas de las cuales esa maquinaria que gobernó a Baja California por tanto tiempo no se ha hecho aún. La verdad tiene su precio en Tijuana porque los agentes del mal son tan poderosos como los agentes del bien, un ying-yang inevitable en la personalidad de la ciudad. Aquí Machiavelli tiene su casa experimental pero no porque haiga grandes juegos de politica en medio sino porque nadie ha podido vencer el poder de la avaricia que representa Tijuana y sus actores que como la pelicula del Señor de los Anillos, aquel que prueba la mala vida en Tijuana se torna a ella del total. Tijuana consume con sus posibilidades sin límites, entre más malo mejor. Por eso el Zeta se ha ganado un lugar en nuestras vidas y muchos de mi generación sienten el Zeta y lo que le pasa como el palpitar de un gran corazón y si este brinca nos da un shock inesperado, porque la verdad, tan diminuta como sea, ha echado raices en Tijuana como una mala yerba imposible de eradicar.
El Zeta enfrenta ahora un gran enemigo, una esencia sui generis de la ciudad que ni Eliot Ness quizá hubiere podido lograr llevar acabo hasta su fin ya que simplemente semos tan diferentes a los gabachos porque el sentido de ética no es el mismo, más el deseo de querer ser como una sociedad como la de San Diego y donde el marco de derecho sea cumplido nos aqueja, anseamos con el alma ser como San Diego. Curioso que tengamos en memoria todos los criminales que han hecho vida en Tijuana pero no hay niun buen agente del bien representado en nuestro psiche. So el Zeta batalla un mal que nadie ha podido vencer en Tijuana, ¿lo logrará? ¿O qué será más importante? Decir la verdad, y vivir peligrosamente junto a ella (¿?) Porque en Tijuana se ama la vida descaradamente y semos un tanto pasivos y aceptamos la cultura que fermenta un sistema vicioso como el nuestro, lo queremos todo y ¡ya! Así que tiramos la basura por doquier y siempre queremos estar un poco más arriba de los demás por eso no es cuestión de lo abnormal que nuestra sociedad valore el poder de una familia como el poder o palancas que esta tenga a su dispoción, entre más se pueda esquivar a la ley más status recibe esa familia. La nuestra siempre ha sido una cultura de desprecio hacía la ley, y más en le norte. En el norte no queremos que el gobierno interfiera en nada de nuestras vidas, para nada, un vestigio quizá de la revolución que fue un rechazo total al poder político del país que sólo sabía, sabe aprovecharse de su posición para la minoría esa burocratica que goza más que el ciudadano mediano en los Estados Unidos Mexicanos.
Entonces estamos ante un momento catch .22 como lo pinto Joseph Heller en su novela, porque eso fue parte del paquete al compreterse la ciudadania con el PAN, eso que como Fernando de Cevallos astutamente logró imponer en nuestra conciencia en contraparte del Submarcos y la primera vez que la frase entro a nuestra conciencia: hay que apegarse al marco del derecho dijo ese día que nos hizo voltear la mirada a una constitución que se mira si tan sólo bien en papel pero que de hecho no sirve para nada y que fue la causa de aquel levantamiento en 1994. O sea, queriamos un marco de ley que supiere trabajar las leyes del estado y que garantizara el cumplimiento de estas en materia de derechos civiles, estabamos cansados de la impunidad que el gobierno disfrutaba, por eso el Zeta fue tan crucial en nuestras vidas en aquellos lejanos días. Recuerdo muy bien ese edificio del ABC, por el boulvebard, pase una vez por ahí para ver, sentir la vibra de lo que mis ojos no cabían de comprender del todo en aquel entonces.
Me causó curiosidad que la noticia del asesinato de Francisco Ortíz fuese dar a nuestra blogesfera, en los tagboards, en los posts, ese terreno virtual ajeno a la realidad colectiva física de Tijuana, la noticia se corrió como un llano en llamas, nos afectó a aquellos que tenemos memoria de lo que una vez ya paso y se repite otra vez, quieren silenciar la verdad, pero saben que en Tijuana ya no es posible reprimir, por eso las tácticas de infundir miedo a nuestra sociedad, funciona, sí, hay miedo pero creo más en mis conciudadanos ya, de alguna manera llevaremos a cabo ese deseo latente de vivir sin miedo a nada, sólo se endurece más las ganas de salir de ese vortex del mal o por lo menos tenrelo en la mira. Eso me gustaria pensar que así fuese.
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