Al tocar la madera de la mesa, donde antes doblábamos la ropa, en una lavanderia, a la vuelta de la esquina, un joven se apareció.
Risas y sonrisas se dibujaron, juventud y la platica se torno por momento a los dilemas del amor adolecente.
La ropa que se usaba y las preocupaciones de un joven se hicieron sentir.
Fluyó un espacio, donde el ayer vivió por uno ricos y suculentos momentos.
Sí, el tiempo tiene sabor.
Downy is my fave.