Crí­menes de pasión

Una de las cuestiones que más perplejo me han dejado es la cuestión de la emociones.

A diferencia de los estados donde existen leyes regulando los crimenes de pasión, yo he vivido en estados donde no hay justicia que procuré estos menesteres de la humanidad. Por ejemplo, en California desde a mediados de 1980 se ha venido dando un ’endurecimiento’ de las leyes. No hay compasión hací­a lo incontrolable de las emociones en un humano. Por eso es mal visto tener reacciones espontaneas. Road Rage era uno de esos comportamientos que más se le psicologizó por aun así­ decirlo y de hecho en los EEUU no pierden chance de psicologizar todo comportamiento. Los periódicos dan cuenta de ello y inmediatamente salen artí­culos detallando el ’problema’. En los EEUU ser una persona anormal no es difí­cil. No me sorprenderí­a pues enterarme, sí­ se diera el caso, que muchos de nuestros compatriotas en los EEUU estuvieren en la cárcel justo por estos delitos de ’sobrereacción emocional’ que en México serí­anse clasificados como ’crimes de pasión’, aunque hay que aclarar, en México los crí­menes de pasión suelen ser a muerte y contra las mujeres en la mayoria de los casos.

Aquí­ en Suecia esto del control de las emociones me ha socavado la sangre más de una vez. Más ese ente que estoy seguro es un monstruo que me acosa por mis pecados en una vida anterior, mi suegra. Me daba coraje cuando se le salí­an los malos humores y entrabamos en fuertes discusiones para que después en la mañana ella muy campante se la pasará como si nada hubiere pasado. Se barrén con el ’es que andaba de mal humor’ y se espera que esto sea comprendido. Esto me ha ocasionado, más de una vez, que termine tragandome mis emociones sin más remedio que dejarlo así­. Yo no sé dejar mis broncas así­ nomás porque sí­ así­ que me cuesta mucho ’olvidar’ como si nada lo pasado. Y es que mis genes hispanos son de esos que saben guardar sus corajes, rencores, y demás pleitos de sangre caliente por meses enteros si es posible. Creo que la humanidad funciona más o menos así­ de ésta manera, no hay ofensa que quede en el olvido por mis tierras que no se cobré la factura tarde que temprano.

En Suecia no, las emociones tienen el mismo valor que una efí­mera fantasia, se desvanece justo cuando vuelves a la realidad.

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