Me levanté a las cuatro de la mañana y prendí­ la computadora para ver que sorpresas me trajo mi blog y ver quién dejo mensajes. Veo, leo, me rio, y en calzones me dirijo al shower, me baño. La raza estaba en friega también. El tren salí­a a las 05:45 de la morning de N. Las morrillas estaban alboratadas, el destino? Estocolmo, ibamos a divertirnos.

La pinche bruja de mi suegra estaba esperandonos ya en su mugroso carro azul despidiendo humos de diesel, pinche mugroso Mercedez dije, nomás contaminando el aire a estas horas. Abrí­ la cajuela, metí­ mi maleta y me cuide de no mancharme con el hielo enlodado que cubrí­a parte de la cajuela. Empezaron con los chismes luego luego las pinches viejas. La neta no sé porque las viejas son así­, más si son madre e hija y para acabarla en Sueco.

– Qué frí­o esta haciendo!

– Sí­, esta que pela el mendigo

– Esta a 11 grados bajo cero! Rápido, acelera el carro para que el calentador se prenda!

– Sí­, debera estar haciendo menos frí­o pronto, deberí­a estar según los meterólogos a zero por lo menos para la sema que entra.

Yo nomás escuchaba y miré a una de mi morras, y le digo con la mirada que ambas están locas y como las tengo bien triniadas luego luego me hacen señas con la mano y con gestos en la cara que habla un chingo la vieja de mi suegra.

La neta sí­ les comprendo, con estos frillazos se da uno color cuando esta haciendo más calorcito.

El calor ya lo tengo bien comprendido al buey, uno piensa como californiano que es uno, que el calor es nada más de sudar y sudar y camisita, shorts y gafillas de última moda. El calor acá agarra otra dimensión. El calor puede suceder cuando notas un cambio en el termómetro y el lenguaje que nunca creí­as podrí­a adquirir otro matí­z de repente te hace reir de lo ridiculo que suena. Esta haciendo calor, mira, ya subio dos grados, es menos frí­o!

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