Las chispas de la madera brincan y hasta dan truenos a veces. El calor de la fogata es especial. Curiosamente la leña que he cortado me da un cierto placer de provincia, sí­, estoy en provincias, pero como soy de ciudad aún no me la puedo creer, ahí­ están, las flamas alzandose hací­a el hoyo de la chimenea. Dando una especie de calor hogareño que nunca antes habí­a sentido.

Unos lo mira en las peliculas ¿no? Como es que la gente prende los troncos de leña, y el calor no se hace esperar, ahí­ esta. Antes salí­a para mirar hací­a arriba, el humo salí­a de la chimenea, era un placer ver ese humo blanco salir de ese cuadrito de ladrillos rojos y después mire en un libro como es que el humo te dice la velocidad del aire. Si esta de lado corre a tanto, si el humo se estira hací­a el cielo es que esta calmado (duh!), etc, etc.

Las temperaturas están por debajo del zero ya, y lleva dí­as así­, se antoja prender leña, ver la lumbre, recibir su calor. Me encanta alimentar esa hoguera, tronco tras tronco que durante los meses de Agosto habí­a cortado con una hacha, me preparaba para estos dí­as. hoy disfruto de ese labor, Panchinov, mi gato se acurruca, le da sueñito, yo taipeo, pensando, añorando Tijuana y como es que esto no lo disfrutaba allá queriendo disfrutarlo allá, pero no heme here, ¿lamentación? Sí­, no. ¿Observación? Sí­, no. Es tan sólo la verdad, es el placer que siento, como el calor que la leña produce, pensar en mi familia, mi ciudad, también me da calor.

Lämna ett svar