A diferencia del Angel Decadente y Trenza de Arena yo nunca pistié en la Coahuila, o la Zona Norte, para mí, en aquellos entonces era caer en lo más bajo y siempre había un deje de peligro al que sólo los vatos de las grandes ligas iban. Los polleros siempre andaban por ahí y después le caían al terre para hablar de sus aventurillas que a nosotros, por ser morros de Tijuana se nos hacía un mundo irreal porque ahí nomás iba raza que no era de Tijuas.
Por eso me sorprendió la última vez que anduve en TJ que mis compas del Maya 13 me llevaran a un congal de la zona. Noté como la raza había crecido, demacrados por el vicio y las competencias por ver quién agarraba más morritas una simple anecdota del pasado ya digo, a pesar de mis 34+ en aquellos entonces todavia se me hacía un lugar para extranjeros ese lugar y para acabarla de chingar ni me gusto, se me hizo, como siempre se me ha hecho: sucio y donde la decadencia tiene su maxime expresividad a la cual quizá niege al no abrazarla como una expresión sui generis. Quizá el peor prejuicio es que lo considero una afrenta a mí masculinidad tener que recurrir al pago para poder ver algo que sólo debería de ocurrir ya más tarde o nunca, aunque eso no quiera decir que no lo haya hecho, sí, he pagado cervezas por ver mujeres desnudas yme gusto, pero no lo hice con ganas de volver.
Y es que la Coahuila existe en mi conciente como un lugar donde los mexicanos mexicanos existen, el méxico bruto ese al que a veces los extranjeros se refieren. Los sombrerudos, los índigenas, los rancheros, los hombres recios de Sinaloa, Culiacán, Nayarit, Guerrero, Guaymas se dan cita para pistiar en su casa sin mayor pretensión que ponerse hasta las madres y dejarse cae una morra. No es como la Revu, lleno de luces, llamadas de atención, gente que se viste para salir y verse, kitsch, vogue, internacional.
Quizá cuando regrese sienta lo mismo, pero lo dudo, la Coahuila ya tiene fama mundial, quizá hasta la Coahuila salga más cara que la Revu ya.