Yonder Lies It

Curiosamente, los defeños, conocidos internacionalmente entre la raza como chilangos, parecen no saber que es garra. Lo digo porque por estos dí­as tuve la fortune de tener un huesped del defectuoso en mi estudio en Estocolmo, el vato, viejo homes de la internet, treintañero y casi de la misma camada que yo, me preguntó qué era garra cuando le dije que ya no tení­a garra para ponerme y era (maldita sea, aún no lo hago) hora de lanzarse a la lavanderí­a. ¿Qué es eso? Me preguntó al escuchar mi lamentación de lo arduo que es lo cotidiano. El sayo tiene como tres años fuera de su rancho lo que indica que su español es más actual que el mio y lo que me hizo sacar una sonrisa de mis labios, pues ustedes sabrán, amo palabras de mi linda ciudad que hace en bien llamarse Tijuana.

En mis tiempos punkeros en TJ, allá por los late 80’s (86-87), la raza se juntaba ó en los Fundadores ó en la calle 10, en lo que conociamos como la Tienda del Lee, pero que en realidad la tienda era de su moder. Solución Mortal era la banda más fregona y en una de esas pedas punkeras se relató una de esas ‘on fueron invitados al DF a dar una tocada y según Alan, baterista de esa banda, fueron tratados como reyes. Este comentario surgió atravez de una visita que los defeños hicieron a TJ esperando de seguro el mismo trato siendo que no fue así­, pues me dio la impresión que fueron tratados peor que calaña. Fue cuando, en un proceso largo de cuestionamiento de los criticismos locales sobre los defeños empezarón a surgir dudas, los chilangos no eran tan gachos como se daba a entender. Mi huesped me hizo ver qué tanto tenemos en común y cuanta cura podemos agarrar si tan sólo no lo proponemos.

Yo tení­a que bajar al rancho al sur, Smí¥land y él tení­a que lanzarse al norte de Suecia donde él keeps house y nos despedimos en la estación de trenes en Estocolmo, T-Centralen. Curiosamente, nos dijimos que qué buena onda era eso de no tener que explicarse cada otra palabra cuando uno habla, pues han de saber que aquí­, entre los hispanos, nuestro español es tan diferente que nunca falta quién pregunte ¿qué es eso? La ironí­a aquí­ es que a pesar de ser del mismo paí­s, nosotros tuvimos que intercambiar definiciones, pues tanto él como yo teniamos maneras de hablar muy peculiares a nuestras ciudades.


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