Lo empecé a notar cuando caminaba los pasillos de lo que yo creo es la planta baja pero sospecho sea eso no verídico pues creo que existe por lo menos otra planta más, debajo de mis pies (je! no pun intended). Al caminar este corridor que atravieza los 7 edificios de diez pisos cada uno, por estos lados aquí en las areas de Humanidades como se hace saber esta parte de la Universidad de Estocolmo, mi cuerpo a la sintonía de la tierra levanta signales. Es de saberse que las leyes para construir hacía arriba no dan para más, los edificios no son muy altos que digamos, esos son considerados como ’Alto’ en Estocolmo.
También sucede así cuando viajo por estos días en el Metro, el Tunnelbana como se llama en el idioma de estos, temo un capricho de esos tectónicos de Madre Naturaleza. Hace que vaya con los pelos de punto por mi corta estancia en esos vagones. Me imagino que qué pasaría si algo así como un cambio de platos tectónicos pasaría por la tierra justo cuando vaya en el Metro.
Aquí en mi dormitorio me pasa algo parecido, vivo en el segundo piso de un edificio de 5 pisos y mi cerebro se pone a veces a buscar estrategías de sobrevivencia.
De primero me dio curiosidad este sistema de alarmamiento en mi y como siempre, termino calmandome yo sólo. Después caí por qué me sucede eso en mi, es magnetismo.
Yo vengo de la Baja California y California, crecí bajos los cambios violentos de mi tierra, mi cuerpo esta magneizado a la tierra aquella, y siempre anda uno acá pensando cuando vendrá el Big One, San Andreas Fault you know?
En Suecia no se dan temblores, no es pues un país que se le conozco por eso, sí se dan, pero chiquitos, no como los últimos que han ocurrido en los espacios que comprenden esta generación de humanos.
Y hay veces que siento que tiembla y veo que la gente no reacciona, es cuando me doy cuenta que la tierra algo dice, ¿Pero en Suecia? ¿Será un tribal SMS?
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