Lo centroaméricano en Tijuana

Anteriormente habí­a comentado que durante mi adolecencia tení­a por amistad unos centroamericanos que viví­an enfrente de los edificios donde nosotros viví­amos. Yo hice amistad con ellos pero más que amistad y recuerdos una memoria emocional se me quedo imprimida, alejado ya mi infancia de los puestos de curiosidades que formaron tanto mi niñes, mi vida consistió entonces de puro mexicano, pura raza, esos centroamericanos de hecho fueron un algo extrasensorial para mí­ pues significaban una parte de nuestra sociedad que casi no se deja ver en Tijuana, la institución de Población, esos sí­ saben trabajar las sombras de esas calles. A los polleros no les espantaban los federales ni los juras pero los de Población sí­ los escamaban, les sacaban la media vuelta, pero uno que otro sí­ le entraba al negocio ese de aventar pollos centroamericanos.

Lo foráneo para mí­ eso fue, lo centroamericano, se me hací­a una cuestión rara esa de que en México hubiera gente exiliada y que se le hubiere otorgado asilo polí­tico.

Aquí­ en Europa la situación es otra cosa, la cuestión esta de otorgar asilo es pan de cada dí­a, a diario hay noticia por acá sobre esos menesteres, por estos dí­as, bueno, tiene ya de hace rato, resuena mucho lo musulmán. Hay unos que les dan permiso de quedarse y otros bueno, no corren tanta suerte y me los retachan a un destino incierto allá de esas tierras de ‘on salieron.

Aquí­ en Suecia, como en muchos otros paí­ses Europeos, son un problema existencial. Lo que pasa es que a muchos les duele que por ejemplo, como en Estocolmo, sean ya tantos que que hasta mezquitas tienen construidas en la topografí­a de la ciudad, se impone de cierta manera, su cultura. Digo a diferencia de lo Mexican, nosotros les entramos por el paladar, pero ese es un post para otro dí­a. No, pues ahí­ los tienen, los musulmanes, y de lo que muchos se jactan después, piden como derecho, lo que que no se les optorgaba en sus ranchos por allá y ahí­ los tienen a los gíüeros rascandose la cabeza, y pues qué le vamos a hacer? El conflicto humanitario es que los valores se estrellan bien y bonito. Estos problemas son tan pequeños como exigir que la carne bovina sea cortada a cierta manera como pedir que los musulmanes tengan el derecho de orar a Allah durante ciertas horas del dí­a, sin importar que esten en la escuela o en el trabajo. No problem dicen los suecos, aquí­ hay libertad de religión.

Pero hay un problema qué esta partiendo a la sociedad en la mitad y cuestionando hasta que lí­mite se debe de otorgar esta libertad de religión. Se trata de una cuestión femenil ( de hecho conciernente a todos) y que tienen a las femenistas gritando al cielo que eso no debe permitirse en Suecia, y es que algunos imames ( padres de familia too) exigen que las mujeres traigan puestos algo que se llama Burka. De vez en cuando se las encuentra uno por el metro o el centro y son el centro de la atención del paso que llevan.

Esta Burka consiste de una sola pieza que cubre a la mujer de pies a cabeza, el propósito de este atuendo es para evitar que la mujer cause algun deseo sexual en el hombre ni más ni menos.

Ahí­ saquen las cuentas ustedes por qué están enojadas las femenistas y sí­ tenen razón en estar encabronadas.

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