Yonder Lies It

Tijuana es travestí­

FRONTERIZA (de Post Domestic)

Tijuana es travestí­. Mi cursiva …

# posted by Eduardo @ 13:47

La primera vez que mi conciencia registró un puto fue cuando viví­amos por la calle segunda yendo para la lí­nea, ahí­ donde está una gasofia de esquina, que yo sepa siempre ha estado ahí­ esa gasofia, a un lado habí­a cuartos de renta ultra morros, mi Abue rentaba uno ahí­ para estar cerca del puesto de curiosidades que tení­amos en aquellos entonces, ahora los cuartos son una memoria, pero la gasofia esta ahí­ aún.

Era un puto de vecindad, de esos que hasta viví­a con mayate, ahí­ viví­a un monton de gente, unas hasta con familias, otros, solterones, gente que ni era de Tijuana. Flaco/a(¿?) y todo su aspecto daba la impresión de ser lo que los gabachos dicen un sheman. Se reflejaba una feminidad excepcional. La gente ni lo pelaba, viví­a como si nada y hasta le entraba al chisme y se prestaban las tortillas.

Más adelante cuando empezamos a vivir en los edificios de Don Angel, un ruco que ya petateó, y que tiene edificios tanto como entre 2nda y 3ra y la calle Diez, lo puto tomó unas formas ultraradicales.

Nosotros los morros cagapalos les vendí­amos pí­ldoras, valium, Roche dos miligramos, a esos bueyes, les gustaban de a madre esas madres, pero más de las veces les vendí­amos unos mejoralitos azules, se parecian un chingo a las Roche 10 miligramos. A mi me llamaban un chingo la atención, pues tení­an chichis y adoptaban un cuerpazo sacababas antes de darte color que eran, homosexuales operados, de esos mismos donde antes sólo camellaban en el Bambi’s y el San Souci’s de la avenida Revolución. Viví­an enfrente de los edificios de Don Angel. Ahí­ hasta se paraban los juras para sacarse sus más profundas ideas sexuales y practicarlas con ellos/ellas(¿?), se aprovechaban y aparte hasta los vacunaban. Ganaban un chingo de feria esos bueyes, cobraban 50 bolas y hasta más llegue a saber después, eso allá por los 80’s. Lamentablemente en Tijuana una vez los estaban matando en serie, se echarón como a 4 ó 5 antes de torcer al asesino.

Yo llegaba a sus depas, a veces nomas para verlos, claro, ya de dí­a presentaban otro aspecto, lo primero que me educaron para ver a un puto y saberlo que era un puto era fijarme en el tamaño de sus manos y la manzanota en el pescuezo y los pies. Así­ que llegaba, tendrí­a algunos 15 ó 16, les vendí­a esas madres, los wachaba crudos y a veces en cama con unos gabachos que se comí­an el verbo de que eran rucas, o que sabí­an y le entraban al rollo ese, solí­an ser de la Navy los bueyes y más de las veces negros. Me dejaban pasar hasta sus recamaras, a uno le gustaba según yo por el trato que recibí­a, de seguro me le hací­a carita al buey. Después supe que a ellos les duele no tener a alguien de planta y siempre buscaban mayates. Habí­a veces que hasta para un levi’s les bajaba, me cae de a madre sí­ no. Así­ de verbo me entrenó la calle.

Una vez llegue bien pedo, bueno, no tanto, pero traí­a una valium encima y esas madres te hacen ’valiente’. Estaban así­ como reunidos, era tempra, aún no se iban para sus jales y se encontraba él/la (¿?) Amanda ahí­, el que me traí­a ganas y me daba todo. Estaban guapas ya bajo la embriaguez, y me entró la curiosidad precoz aquella de adolescente, ¿a qué sabrá un puto? me acuerdo de aquél momento sensual, y los labios de la Amanda los enfoque.


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