Francamente sería un acto casi inconcebible tanto en Tijuana como en San Diego.
Nomás no pasa, y si pasa, causa mucha tensión, despierta preguntas, como ¿y este/a?
Uno no pensaría que la sociedad mexicana tiene espacios sicológicos de distancia pero este acto, raramente actuado, demuestra muy lo contrario, siendo pues la sociedad nuestra una sociedad diametricamente opuesta, por ejemlo, a la gabacha, ahí donde los espacios son más sagrados. La sociedad mexicana se caracteriza como ’cariñosa’, ’linda’ y ’apegada’, se da la mano, el espaldarazo, siempre un contacto físico entre la gente, siempre dispuestos a demostrar afección, nuestra sociedad busca el manantial, el rio de la fluidez de la gente, el centro, la Revu, los malls, la gente pues. Los gabachos casi no se tocan, un saludo de manos si a lo mucho o un roce de la palma de la mano por la espalda. De hecho, al gabacho se le ve ’distanciado’. Conservan su distancia al hablar, a comparación por ejemplo de nosotros que con gusto nos acercamos para íntimar más el habla, el secreto, o el susurro. (Hazle eso a un gabacho y veras pronto como se ponen de tensos)
Por eso después de varios años aquí es cuesitón de curiosidad para mi que cuando este comiendo, lleguen y se sienten a mi lado como si nada. Es comun que cuando estoy en la escuela me heche un *hot dog u algo y me sienta en las mesas que suelen ser para cuatro personas. Cosa que también hay en Tijuana, pero a diferencia, en Tijuana ni soñar que de repente se te acerque un extraño a compartir la mesa donde tu estas, así sea la mesa para cuatro personas, ’esta ocupada’ es lo que le pasa a uno por la mente cuando se topa uno con esas situaciones.
Aquí no, de repente llega la raza y te dice si esta ocupada. Antes me causaba sorpresa, un what the? Me cruzaba la mente porque hay veces que ni preguntan. Así que el hot dog a veces me lo como con una buena dosis de sorpresa y curiosidad ante este comportameinto netamente Europeo y antimexicano.
* Curiosamente me acuerdo como es que Bimbo introdució un concepto alien para mi, como Tijuanense y como Baja Californiano, me acuerdo, de aquellos entonces, como los famosos Hot Dogs, popularizados, achicanados (les enrollaban una tira de tocino al gíüini, de seguro aún popular por esos lares) se volvian cierta sensación que la compañia Bimbo vino con sus ventas de panes para los Hot Dogs como Media Lunas. El shock no era de esperarse, pero como eramos morros, no dijimos ni piip. Para nosotros, que más importaba el pan que un termino lingíüístico consumimos dos cosas, el nacionalismo y el placer de un buen gíüini hecho en casa.
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