Tener hijas en el extranjero es realmente un problema, no sé ni de donde me sale la idea esa de que a lo mejor puedan resultar un poco mexicanas, y la verdad, qué sé yo de ser mujer mexicana? A veces lamento eso, no poder darles una cultura tan sabrosa, rica y emocionante como la nuestra, aunque a veces me cuestione yo mismo sobre si los de Tijuana semos en verdad Mexicanos. Y es que los de Tijuana tenemos esa característica peculiar de los gabachos: estamos en un proceso, en un constante pushe y jale sobre quiénes semos. No hay otra ciudad de México que se le y se cuestione su identidad tanto como TJ, y eso es a lo mucho lo que les pueda transmitir a mi hijas.
Cuando tomo pongo corridos, de el As, de los Razos, de Lorenzo Monteclaro etc, pero cuando desayunamos pongo otras rolas, les pongo Linda Ronstandt, Paquita la del barrio, Gerardo Reyes, todo tipo de mariachis et al. Comemos burritos, a veces les hago licuados, les compro sandias, y les cuento todo tipo de mentiras sobre México, perdón, ¿dije mentiras? quise decir leyendas. Cuando me encabrono saben lo qué es el español. Pero ser mexicano y hacer mexicanos es otra historia muy diferente, la verdad, esperemos y este experimento social, tan lejos de México, resulte en por lo menos tener el orgullo ese de ser mexicanos, yo sólo soy un sayo contra 9 millones de Suecos …Fuck it, I can take’em, bring’em on!