Por la mente de Javier

Aunque a Javier Rodrí­guez Menendez le gustaba disfrutar de las momentos más í­ntimos de la vida por medio del presente, los memorias de su vida le atacaban como cuando la parca se le acerca a las almas, con sutileza. El presente se le desvanecí­a como fantasma. No habí­a manera de mantenerse en esta vida en este momento por mucho tiempo. Los recuerdos que tení­a le causaban arrepentimientos y una que otra vergíüenza. Como si alguien le hubiera visto su vergíüenza lujuriosamente desnuda. Cómo era posible vivir vergíüenzas del pasado de nuevo era un arte que él sólo podí­a revivir en el presente. El mismo presente que tanto querí­a disfrutar como una nueva etapa de su vida, sólo ésta y ya, pero no, las memorias se consumí­an las horas vitales del presente. Y es que era un plan maquiavélico del superego de Javier, ya no querí­an más de sus acciones por los rincones de su alma causando lástima al futuro de su vida prestada …’el pedo va estar cuando la regrese’, se dijo una vez el ego arrumbado en una oscura esquina del consiente a causa de un trauma social tras 5 cervezas, un zafarrancho y cuatro berrinches enfrente de su ex-novia y queridos ex-conocidos de la ONU, dejó ver su más deseado y aborrecido intrí­nseco, despreciado y desquerido por un superfluo Yo actual.

– ’A ver si el Señor no la hace de tos después, se la entregó nuevecita’, remato el ego tras una bocarada de humo de cigarro que fumaba en pos de venganza para arruinar aún más el templo espiritual de Javier …

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