Comprar casa y ser padre de familia es más que un simple acto de vida.
Más comprarte una casa. No sólo te haces dueño de algo sino que también te haces:
a) Carpintero, uno nunca sabe que pinches demonios le pasó a la madera esa que se miraba tan románticamente antigíüa y que el agente de bienes raices lo realzó a tal grado que te dejó deslumbrado y no viste las termitas a gusto dándole rienda suelta su mero mero.
b) Plomero, ya que si no se está descomponiendo la tubería del baño, tendrás que limpiar la tubería del zinc donde tus hijos se lavarán la boca por el resto del año y donde tu mujer performa sus ritos de bealdad para tu gusto, también tendrás que arrastrarte por huecos de la casa que sólo ratones, insectos, arañas y demás bichos de las oscuridades más húmedas del hogar sabían de su existencia.
c) Pintor, pues la pintura que tu jurabas estaba buena para los próximos diez años está ya cacariza y descarapelandose haciendo así pues del sol tu más acérrimo enemigo.
d) Sirviente, ya que alguien tendrá que limpiar la casa de los desmadres que tus hijos causarán.
e) Cocinero ya que tendrás que cocinar, no sólo para ti, si no para todo la familia y demás huéspedes que se animen a llegar a tu lindo hogar.
f)Jardinero y conserje. Tendrás que podar el césped, levantar las hojas de los árboles esos que tanto adoras por los veranos pero que odias con ahínco en el otoño. Cortar los arbustos, y como si fuera poco también levantar el estiércol de los pinches perros que andan sueltos por ahí.
ah, hogar dulce hogar.