Uno de los cúmulos atrajo mi atención, volteé a ver la formación y pude confirmar: sí, eras tú. No sé como es que la imaginación pudo lograr tal escaparate pero helo ahí, henos aquí. A estas alturas, habrás de pensar: no podrás tocarme y solo así, y el sueño, materializado en un cúmulo de estío, pudo así reírse un rato de mi, jactarse, verme como vil ícaro, y hasta eso, un ícaro cobarde, que no se atreve a probar la fuerza de las alas. Y eylo ái. Eylo querer. Eylo*.
Yo no.
Observo, desde la esquina más remota de la imaginación, un observador de las intenciones. Un cronista que no tiene voz. Sé que hasta ahora todo era posible hasta que las letras aparecieron echando luz al rincón de esta verdad, pero así, el monitor tiene luz, el monitor tiene que explicar. Escribe en secreto como los viejos escribas de los imperios Mayas, o los Aztecas, es un privilegio escribir para pocos y los pocos que lograran entender. Para los Mayas y los Aztecas era un secreto, una propaganda (sí, se adelantaron a Freud y Orwell) alterar el orden del Yo.
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Intento ser el capitán de mi destino O Captain my Captain!
En esta orbe los destinos son pocos y las grandezas menores. Ilusiones de que algún día todo quedara ex-nihilo es mi deseo absoluto. Es una venganza menor, de un menor. Nihil.
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Apunto, pero ¿quién leerá? ¿Y para qué se lee? ¿Qué? se podrá discerner de una observación que desea la chingada, como el perro Octavio Paz lo dijo alguna vez en ese maldito libro adorado por todos El Laberinto de la Soledad. Confieso que mi destino florea mi lenguaje, soy chicano ¿y qué ese?
Los vientos nórdicos me traen la realidad, miralos, en pleno estío y sufro frío. Hay frío a estas alturas de los altiplanicies de Suecia, en pleno Estío, es como para no creerlo, es más, ni las moscas se afocan*, tengo rato que no alzo los brazos para ahuyentar a los bichos esos.
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Despierto de mi invernación tarde. Las flores adornan el campo de colores que brillaron por su ausencia durante la temporada del gris, pero helos ahí, pintando el paisaje surrealista ante mis ojos, mi destino que no quiere aceptar el bálsamo que la renovación ofrece. Solo consigo deprimirme, leer, y escribir. Ante el vacio,
¿Hay de otra?
*Eylo es una lococión meramente norteña que significa verlo.
* afocan: que se dejan observar
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